El 2 de junio, el gobierno australiano admitió por primera vez que el Servicio Secreto de Inteligencia australiano (ASIS) apoyó las operaciones encubiertas de la CIA en Chile a principios de la década de 1970.
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El 2 de junio, el gobierno australiano admitió por primera vez que el Servicio Secreto de Inteligencia australiano (ASIS) apoyó las operaciones encubiertas de la CIA en Chile a principios de la década de 1970. Estas operaciones crearon el clima para un golpe de estado contra el presidente socialista democráticamente electo Salvador Allende Gossens y su gobierno de la Unidad Popular (UP). El Archivo de Seguridad Nacional (NSA) en la Universidad de George Washington publicó recientemente algunos de los informes de la base de inteligencia de ASIS en Santiago, y el caso ha llamado la atención de los medios australianos.
El tema de las actividades de ASIS y la Organización Australiana de Inteligencia de Seguridad (ASIO) en Chile ha sido objeto de investigación por parte de periodistas, políticos e investigadores durante décadas. Pero el gobierno australiano ha trabajado durante mucho tiempo para encubrir el rastro de su rol en Chile. A pesar de que la desclasificación de estos documentos cuidadosamente redactados, por primera vez, es un paso significativo, pocos detalles son revelados más allá de la admisión de que Australia tuvo una base de ASIS en Santiago y colaboró en cierta medida con la CIA.
Clinton Fernandes, profesoro de Ciencias Políticas en la Universidad de Nueva Gales del Sur, comenzó el trámite para la desclasificación de los informes de la base de ASIS en Chile en 2017 con los abogados Ian Latham y Hugh Macken. Según Fernandes, cuando empezó a buscar los archivos de los documentos de ASIS en Chile, la respuesta del gobierno australiano fue: “ni siquiera podemos confirmar o negar la existencia de documentos”.
El 26 de mayo, Fernandes y su equipo legal presentaron un conjunto de argumentos de 16 páginas para la desclasificación de los documentos de ASIS en Chile y a principios de junio, Fernandes finalmente recibió archivos sobre las actividades de ASIS en Chile.
Décadas de secreto
Fernandes no fue el primero en investigar las actividades de ASIS en Chile a principios de la década de 1970. El periodista Ian Frykberg publicó un artículo en octubre de 1974 en el Sydney Morning Herald citando a dos ex agentes de inteligencia que afirmaron que era probable que la misión australiana en Chile estuvo trabajando con la CIA al “actuar como intermediario en el traspaso de dinero de la CIA a los periódicos y a los individuos que filtraban información propagandística a los periódicos y otras personas influyentes”.
El 2 de diciembre de 1974, Clyde Cameron, el Ministro de Trabajo e Inmigración escribió al Fiscal General Senador Lionel Murphy sobre los agentes de ASIO en Chile.
“Estoy particularmente alarmado al enterarme que los agentes de ASIO han pretendido ser oficiales de migración en América del Sur y ahora estoy convencido – aunque espero firmes declaraciones en contrario- de que los informes sobre la colaboración de ASIO con la CIA para lograr el derrocamiento del Gobierno de Allende se aproximan a la realidad.”
En 1977, se presentó ante el Parlamento australiano una Comisión Real de Inteligencia y Seguridad de Australia (popularmente conocida como la Comisión Real de Hope). En la comisión, el Primer Ministro Gough Whitlam declaró: “Se ha escrito, y no puedo negarlo, que cuando mi Gobierno asumió el cargo, el personal de inteligencia australiano estaba trabajando como sustituto de la CIA para desestabilizar el gobierno de Chile”.
En 1983, Seymour Hersh publicó una biografía sobre el ex-Secretario de Estado de los EE.UU. Henry Kissinger titulado ‘El Precio del Poder.’ En ese libro, el periodista investigador del New York Times afirmó que dado que la CIA estaba al tanto de que sus agentes estaban bajo estrecha vigilancia por parte de la nueva administración de Allende, Washington recurrió a sus aliados, en este caso, Australia. En 1971, Hersh argumenta que la base de la CIA en Santiago “estaba recopilando el tipo de información que sería esencial para una dictadura militar en los días posteriores a un golpe de estado: listas de civiles que debían ser arrestados, aquellos a los que se les proporcionaría protección y las instalaciones gubernamentales que se ocuparían de inmediato”. Un año después, Australia “acordó monitorear y controlar a tres agentes en nombre de la CIA y transmitir su información a Washington”.
Preguntas sobre la participación de Australia en los eventos posteriores al golpe continuó durante décadas. En 1989, los periodistas Brian Toohey y William Pinwill publicaron un libro sobre ASIS titulado Oyster: The Story of The Australian Secret Intelligence Service (Ostra: La Historia del Servicio de Inteligencia Secreto de Australia). Otra administración laborista en Canberra llevó a los autores a los tribunales para evitar que publicaran cualquier material sobre ASIS que no hubiera sido examinado por el gobierno. El manuscrito final de Toohey y Pinwill fue negociado con funcionarios de ASIS y el Departamento de Asuntos Exteriores y Comercio. Éste informó que, si bien la propuesta de la CIA de noviembre de 1970 para que ASIS se involucrara en Chile fue aceptada por el Secretario del Departamento de Relaciones Exteriores, la propia ASIS “señaló que no había intereses políticos o económicos australianos vitales en Chile en ese momento”.
En los últimos años, la periodista del Servicio Especial de Difusora de Radio y Televisión (SBS) Florencia Melgar reveló el hecho internacional de que la notoria agente de la policía secreta de Pinochet y presunta torturadora Adriana Rivas (en ese momento prófuga de las autoridades chilenas) vivía en Sydney. Para el reportaje, Melgar dijo que presentó una solicitud formal al gobierno australiano para investigar las actividades de ASIS en Chile, pero su solicitud fue rechazada y se le “advirtió” que “se arriesgaba a un enjuiciamiento legal” si parte del material que obtuvo a través de los archivos oficiales de Asuntos Exteriores de Chile se publicaba.
Por lo tanto, lo que Fernandes y su equipo legal lograron no es una pequeña hazaña. Australia, como señaló recientemente y con precisión un artículo en el New York Times, es quizás la democracia más secreta del mundo.
El contenido de los informes de la base de ASIS
Aunque esta fue la primera vez que los informes reconocieron oficialmente que el gobierno australiano tuvo una base de ASIS en Santiago, Chile, desde 1971 hasta julio de 1973, la información publicada en la NSA es principalmente técnica. Según la propia NSA, los “documentos entregados a Fernandes contienen pocas revelaciones de operaciones encubiertas reales, recopilación de información clave o relaciones de enlace con la CIA en Chile; esas secciones de los archivos están completamente censuradas”.
La mayoría de las comunicaciones se refieren a las dificultades que enfrentaron los australianos para llevar a cabo sus acciones en Chile. Los informes incluyen comentarios sobre eventos cotidianos como retrasos en la comunicación, entregas de vehículos de la base, alojamiento de agentes y observaciones como “[un] conocimiento fluido del español en SANTIAGO es un requisito “. Según Fernandes, otro documento señala la dificultad que tuvo ASIS para conseguir una caja fuerte mientras que “hay varias menciones acerca de lo hermosas que son las mujeres chilenas”.
A pesar de estos informes aparentemente insignificantes, un memorando de abril de 1973 afirma que si el papel de Australia en Chile a petición de la CIA se hiciera público, el Primer Ministro Whitlam “se encontraría en una situación política extremadamente difícil ya que, claramente, sería imposible para él presentar la presencia MO9 [ASIS] en Santiago como claramente de interés nacional australiano”.
La importancia del memorándum de abril de 1973 no puede ser subestimada. A nivel nacional, Whitlam llegó al poder con el apoyo de un gran movimiento contra la guerra en Vietnam. Una vez en el cargo, la suya fue la administración más progresista que Canberra había visto en décadas, promoviendo una amplia gama de políticas sociales. Si las actividades de Australia en Chile se hubieran descubierto durante el mandato de Whitlam, una sección de su propia base laborista podría haberse vuelto hostil.
En julio de 1973, la base de ASIS fue supuestamente disuelta, aunque los documentos de la NSA indican que “un agente de ASIS supuestamente permaneció en Santiago hasta después del golpe militar del 11 de septiembre de 1973”.
Durante el tiempo que este último agente australiano de ASIS estuvo presuntamente en Chile, los izquierdistas fueron violentamente torturados y ejecutados por el ejército chileno. Peter Kornbluh, Director de Proyectos de Documentación de Cuba y Chile de la NSA, no especuló sobre las actividades de ese agente.
“Esa información”, dijo Kornbluh, “está contenida en documentos aún clasificados que el gobierno australiano debería publicar para el veredicto de la historia”.
Australia y la conexión con Pinochet en la actualidad
En noviembre, la ex agente de la policía secreta de Pinochet, Rivas, regresará a la Corte Federal de Sydney para continuar luchando contra su extradición. Es buscada por el sistema judicial en Chile por el presunto secuestro y desaparición de siete miembros del Partido Comunista de Chile. Rivas, ex miembro de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) y secretaria personal de Manuel Contreras, jefe de la inteligencia chilena (1973-1977), ya ha perdido dos apelaciones. La eventual conclusión de su caso podría establecer un precedente.
Según el periodista chileno-australiano Juan Miranda, hay “pruebas auténticas de que otros miembros del servicio secreto de Pinochet” podrían estar “viviendo en Australia”. Miranda afirma que estos posibles miembros del régimen están siendo investigados, y en algún momento su presencia será planteada a las autoridades en Australia.
Diego Andrés Peñaloza Pinto de 28 años de edad, es un licenciado en derecho de la Universidad de West Sydney, cuya familia emigró a Australia desde Chile para escapar de la persecución política. Varios de sus familiares fueron desaparecidos o asesinados por la policía secreta chilena.
“Es preocupante y decepcionante saber que el contribuyente australiano fue engañado para financiar la participación de Australia en el derrocamiento de un gobierno elegido democráticamente”, dijo Peñaloza después de que se confirmaran las actividades de ASIS en Chile.
La madre de Peñaloza, Sandra del Carmen Pinto, agregó que le entristece “que el país que me dio tanto ayudó a la gente que me quitó tanto”.
Junto con 70 chilenos-australianos, Pinto ha agregado su nombre a una carta abierta enviada al Ministra de Relaciones Exteriores y Comercio de Australia (DFAT) exigiendo que el gobierno australiano se disculpe por su participación en el derrocamiento del gobierno de Allende. La carta abierta también solicita que “el gobierno de Australia desclasifique todos los archivos necesarios con respecto a las actividades de ASIS en Chile en la década de 1970”.
Aunque su trabajo llevó al gobierno australiano a admitir el papel de ASIS en el derrocamiento de Allende, Fernandes tiene pocas esperanzas de que alguna vez vea la desclasificación completa de los informes de Canberra sobre Chile o países como Timor Oriental y Camboya. Si se publicaran esos informes, Fernandes está seguro de que mostrarían la “inmersión total de las agencias de inteligencia de Australia en las actividades de la CIA”.
El gobierno australiano firmó la nueva alianza de defensa estratégica AUKUS con el Reino Unido y Estados Unidos el mes pasado para construir una serie de submarinos de propulsión nuclear y profundizar la cooperación cibernética y de inteligencia artificial. A la luz de una reciente serie de periodistas y denunciantes australianos amenazados con acciones legales o incluso arrestados por sus intentos de exponer los abusos del gobierno australiano, los comentarios de Fernandes no deberían ser una sorpresa. La naturaleza secreta de Australia, y quiénes son sus aliados internacionales claves, se ha mantenido en gran medida sin cambios desde el 11 de septiembre de 1973, cuando el presidente Allende fue destituido violentamente de su cargo en Chile.